A poco de empezar la segunda parte, José Mourinho se dio cuenta de que el Hércules sólo tenía la intención de defender el resuntado. Cuando algo similar ocurría en Inglaterra, al técnico portugués le gustaba retirar un defensor del terreno de juego y colocar un delantero más, como hizo ayer con Pepe y Benzema con el 1-1. José sabía que los equipos ingleses, cuando veían salir del banquillo a un ariete, se echaban atrás, no realizaban ningún cambio táctico, se encerraban en su campo y a rezar. Presas fáciles, pues. Retrasaba a Makelele o el mediocentro que tuviera ese día sobre el terreno de juego y, desde ahí, se construía el ataque del equipo. Se quedaba con tres defensores, dos mediocentros (eso siempre) y el resto... ¡a por ellos!
En Italia solía hacer algo parecido: en ocasiones sacó un lateral para poner un delantero, pero el dibujo cambiaba menos porque en la Serie A no existen equipos tan inocentes: era más un mensaje hacia los suyos (vamos a por el partido) que en busca de sorprender al rival, que también. El mejor ejemplo se produjo en los cuartos de la copa, Stamford Bridge, ante el Tottenham. El Chelsea perdía 3-1. Con 1-2 sustitutó al lateral Ferreira por el extremo Wright-Phillips; con 1-3, puso al defensor Boulahrouz por el centrocampista Diarra y al delantero Kalou por el lateral Cole. El partido finalizó 3-3 y el Chelsea pasó en la repetición. Anoche, después de darle la vuelta al marcador, sacó a dos defensores. Pero, como hemos visto, no todo es lo que parece.